Por qué es importante

La Gobernación del estado Falcón erigió las estatuas de José Caridad González y José Leonardo Chirinos como un homenaje a estos héroes en el marco del Año Internacional de la Afrodescendencia, en 2012. José Caridad González fue un esclavo africano a quien se le atribuye el liderazgo de la insurrección de los esclavos de la hacienda de Macanillas, de la sierra de Falcón, junto con José Leonardo Chirino. González es descrito como “loango”, nombre que recibían los esclavos que escapaban de Curazao y conseguían la libertad al llegar a tierras españolas. Hablaba español, francés, papiamento y su idioma nativo. Fue elegido representante por los loangos para ir a España y suplicar al rey la concesión de unas tierras de Macuquita, en la serranía de Coro, donde pudieran asentarse libremente los negros, lo cual logró. El 10 de mayo de 1795, junto con el zambo José Leonardo Chirino, se alzó por la liberación de los esclavos, la supresión de los privilegios y el establecimiento de la «ley de los franceses”. El plan falló y José Caridad fue apresado. Cuando era conducido a la cárcel con otros dos compañeros, fue asesinado por presunto intento de fuga. Otros testimonios aseguran que José Caridad no tuvo nada que ver con la rebelión, y que fue una víctima circunstancial.

José Leonardo Chirino nació en Curimagua, estado Falcón, en 1754. Hijo único de un esclavo y una indígena. Se casó con una esclava y tuvieron tres hijos. José Leonardo nació libre por ser zambo y en ciertas oportunidades acompañó al comerciante y síndico procurador de Coro, José Tellería, en viajes de negocios por las Antillas y Haití, donde se enteró de los movimientos libertarios de la Revolución Francesa. El 10 de mayo de 1795 lideró una de las acciones preindependentistas en la sierra de Coro para abolir la esclavitud, pero el movimiento insurreccional fracasó y Chirino fue perseguido y apresado. La Real Audiencia de Caracas lo condenó a la horca y su cuerpo fue descuartizado: la cabeza se exhibió en el camino que salía de Caracas a Coro y las manos fueron fijadas en la aduana de Caujarao y en la sierra. En el escudo de la ciudad de Coro figuran aún las tres cabezas degolladas y sangrantes de José Leonardo y sus lugartenientes.