Delincuentes venden en Colombia el bronce patrimonial de Venezuela

La mayoría del bronce patrimonial robado en Venezuela se vende en Colombia por unos cuantos pesos. La ruta preferida de los traficantes son los pasos fronterizos de Táchira y Zulia, del occidente venezolano, para llegar a la ciudad colombiana de Cúcuta. Allí una docena de negocios compran el metal por kilos, actualmente exigen que previamente sea fundido en lingotes.

Edwin Urdaneta. Fotos archivo IAM Venezuela

Cúcuta es la principal receptora del bronce patrimonial saqueado en Venezuela. En esa ciudad colombiana, específicamente en el municipio metropolitano Los Patios, una docena de empresas de fundición paga por kilos las estatuas, bustos, placas, escudos, relieves, lápidas funerarias y cuanto objeto fabricado en esa aleación metálica sirva para alimentar un comercio criminal que deja al país petrolero sin sus símbolos conmemorativos. Buena parte de la memoria venezolana se escurre así por los pasos fronterizos de los estados occidentales Táchira y Zulia, donde los depredadores del patrimonio cultural siguen los caminos verdes e incluso hallan eventuales cómplices entre las autoridades encargadas de impedir el contrabando.

Los precios de este metal, sea en pesos colombianos o dólares, son siempre apetecibles frente a una moneda venezolana pulverizada por la hiperinflación. La «subasta» suele hacerse en múltiples sitios: Los Patios, Los Pinos, El Llano, la vía Panamericana, La Merced, La Ínsula, Callejón, Antonia Santos y Latino, sectores cucuteños donde están establecidas más de 12 fundidoras.

El fin último es obtener altos márgenes de ganancia con las broncíneas piezas de monumentos en plazas y parques públicos, cementerios y calles, patrimonios de invaluable coste para el Estado venezolano. 

El precio del kilo bronce que se manejaba en Cúcuta para la primera semana de septiembre de 2018 era de 8,18 dólares (3053,14 pesos x dólar). Para la segunda quincena de septiembre bajó a 3,64 dólares. En el lado venezolano el bronce, producto del saqueo, se vendía aproximadamente al 50% de ese precio.

Esta variante tiene su explicación por la abundante oferta de los ladrones del patrimonio broncíneo venezolano, además de la leve caída del peso colombiano con respecto al dólar. La venta del bronce ilegal llega de chatarreros que transitan los caminos verdes o pasos ilegales para llevar el bronce al destino final de procesamiento. “Durante la agitación política de 2017 los precios se triplicaron y cuadruplicaron”, según indicó Anderson Jaimes, director de investigación del Museo de San Cristóbal, en el estado Táchira. El investigador precisó que las dos más recientes y llamativas sustracciones de bronce en ese estado corresponden a dos estatuas: el bronce del general Isaías Medina Angarita (de unos 1.80 m de alto), ubicada frente a la biblioteca pública Leonardo Ruiz Pineda de la capital tachirense y en pleno inicio de la avenida séptima que lleva el nombre del expresidente venezolano.

La otra escultura era un busto de unos 50 cm sustraída de la plaza Ramón Buenahora, en el parque homónimo inaugurado en 1929 en honor al insigne educador tachirense, ubicada en la calle 9 con carrera 11 de la entidad. El investigador indicó que en 2017, a raíz de la acentuación de la crisis económica y política en Venezuela, decenas de jóvenes se dedicaron a comerciar bronce y cobre provenientes del hurto patrimonial.

Restos de la estatua de Isaias Medina Angarita, San Cristobal. Foto Luigino Bracci Roa, Twitter.
Solo quedó el pedestal del monumento al expresidente Isaías Medina Angarita. Foto Gustavo Delgado, Diario La Nación, 2018.
El busto de Ramón Buenahora, desde 1928 en su plaza homónima, fue robado en agosto de 2017. Foto TW @corpotachira, 2016.

“En primer lugar empezaron a llevarse las espadas de los héroes de las 29 plazas públicas de San Cristóbal. Luego depredaron las placas en alto relieve y demás estampados en bronce ubicados en espacios públicos y privados de Seboruco, Colón, La Fría, Ureña, San Antonio, Capacho, así como del epicentro del estado Táchira”.

Refirió Jaimes que, aunado al deterioro y hurto en áreas públicas recreativas de valor histórico, han recibido denuncias ciudadanas de saqueos en al menos 30 cementerios. “De las tumbas desvalijan placas grabadas, frases tributadas a los difuntos, así como monumentos religiosos enteros. Y no solo los camposantos, hubo pueblos completos en zonas rurales del Táchira donde estos saqueadores arremetieron contra los identificadores de calle y las nomenclaturas domiciliarias”, expone.

 

El rescate de Rafael Urdaneta

También en el municipio Colón en Zulia, durante el mes de abril de 2018, en la zona Sur del Lago de Maracaibo, el Cuerpo de Policía local (Policolón) recuperó el busto hurtado de la plaza Rafael Urdaneta, ubicada en pleno corazón de Santa Bárbara de Zulia. La pieza sería trasladada por tres jóvenes hasta el Tibú, en el Departamento Norte de Santander en Colombia, cuya ruta apuntaba hacia suelo cucuteño.

Para llegar a Tibú y otros territorios del Norte de Santander, se puede llegar por vía terrestre por al menos ocho pasos no formales desde el municipio Jesús María Semprum, así como por las trochas del municipio Catatumbo. Además  los contrabandistas del bronce lo hacen con embarcaciones por los ríos Catatumbo, Tarra y Oro, en el lindero limítrofe binacional, por donde igual circula y se cultiva la coca para el narcotráfico, o el paso de combustible que también es vendido ilegalmente en diversas poblaciones colombianas.

El busto de Rafael Urdaneta, sin embargo no logró pasar por estas rutas debido a que fue recuperado tras dos días de investigación exhaustiva, según indicó José Guillermo Graterol, director del organismo de seguridad.

La brújula de la ilegalidad

Estos grupos antisociales tienen dos rutas hacia a Cúcuta. La primera, por la parte alta del Táchira, están las carreteras que conducen desde San Antonio y Ureña. También por los caminos verdes llegan desde el sector Delicias, en el municipio Rafael Urdaneta, a las poblaciones nortesantandarianas de Ragumbalia y Herrán.

El 80 % de las áreas de interés público patrimonial del estado Táchira presenta hurtos y daños ocasionados por antisociales que aprovechan la ausencia policial y el poco alumbrado público para delinquir.

Anderson Jaimes, director de investigación del Museo de San Cristóbal, Táchira.

Mientras que por la parte baja del Táchira los destinos predilectos son La Fría, en el municipio García de Hevia, Orope y Guarumito, indica el funcionario del museo que ha hecho una investigación sin establecer un inventario definitivo de los daños contra el patrimonio broncíneo del país.

Una vez llega el material broncíneo al otro lado de la frontera, es iniciar el destrozo de la pieza, luego es pesada, comprada y fundida. “Los encargados de pagar el bronce y otros metales evalúan el grado de pureza según el tipo de material y las aleaciones. Allí es cuando proceden a valorarla y pagarla”, ha explicado Anderson Jaimes.

En Colombia el bronce y el cobre fundido son utilizados como materia prima para la elaboración de insumos y acabados de electrificación, implementos de la construcción y para repuestos de automóviles o motocicletas. Estas empresas manufactureras de Cúcuta se convierten en el principal proveedor de aquellas empresas dedicadas al procesamiento de materiales eléctricos, con los que principalmente elaboran cables, así como para el área de construcción civil con elaboración de vigas, aunado a la confección de componentes del ramo automovilístico, trofeos, estatuillas, ornamentos o lápidas, advierten.

Tumbas sin sus lápidas en el Parque Cementerio Metropolitano del Este, en Barquisimeto. Foto Daniel Arrieta, El Impulso, enero 2018.
Indigna que los monumentos se vean vulnerados y saqueados tanto en la zona Sur del Lago de Zulia como en poblados del Táchira.

Edgar Pineda, artista plástico y presidente de la Asociación Civil Rafael Morantes Noriega

El director del museo tachirense deplora la debacle de valores que se vive en Venezuela «debido a la violación de la identidad de los pueblos, cuyos bienes tangibles son destruidos y vendidos por el mismo bronce que es fundido en las tierras de Nariño de manera indiscriminada y sin conciencia cultural».

Memoria… de plástico

El artista plástico tachirense Edgar Pineda deplora que los monumentos se vean vulnerados y saqueados tanto en la zona Sur del Lago de Zulia como en poblados del Táchira. Pineda, quien preside la Asociación Civil Rafael Morantes Noriega (Ramonog), fundada en 2005 y cuyo radio de acción es Santa Bárbara de Zulia y zonas circunvecinas, es nativo de San Juan de Colón, del estado Táchira. En reciente visita a su poblado conoció de cerca el hurto de las cuatro placas del pedestal de concreto donde reposa la estatua del general Antonio José de Sucre, en la plaza homónima.

Cada placa representaba las batallas más importantes libradas por Sucre durante la gesta emancipadora nacional y tenían una dimensión aproximada de 1.20 metros de alto por 60 centímetros de ancho.

Las piezas fueron a dar a Colombia a través de Guarumito según precisaron los investigadores de patrimonio en la zona y cuerpos policiales. Ese poblado se ha convertido en potencial receptor de bronce y metales similares sustraídos sistemáticamente de los estados del occidente venezolano como Táchira, Mérida, Zulia, Apure, Barinas y hasta en sitios patrimoniales en zonas centrales y del oriente del país.

En los municipios afectados no existen denuncias formales, lo que dificulta cuantificar las pérdidas. Los responsables de patrimonio en el occidente venezolano, preocupados por devolver el valor patrimonial a los espacios saqueados, han elevado propuestas de sustitución de tales piezas a los gobiernos locales. La sustitución se prevé con materiales como plástico u otras aleaciones que resulten menos atractivas para los mercaderes de metales ilícitos.

Es el signo de los tiempos en Venezuela, donde hasta la memoria colectiva pasa del «bronce eterno» al plástico vulgar.

FUENTES

  1. El millonario contrabando de bronce destruye el patrimonio cultural de Venezuela. En IAM Venezuela, 2 de agosto de 2018.

ENTREVISTAS

  1. Graterol, José Guillermo. Director del Cuerpo de Policía de Colón (Zulia), Policolón.
  2. Jaimes, Anderson. Director de investigación del Museo de San Cristóbal, estado Táchira.
  3. Pineda, Edgar. Artista plástico y presidente de la Asociación Civil Rafael Morantes Noriega (Ramonog).

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