La mayoría de las piezas patrimoniales de bronce robadas en Venezuela van parar, previamente fundidas, en Colombia, Aruba y Curazao, Trinidad y Tobago y hasta en el mercado asiático, según la región del país afectada.

Nilda Silva Franco. Fotos archivo IAM Venezuela. 20/1/2019.

El bronce conmemorativo robado de Venezuela se escurre por los cuatro puntos cardinales del país para ser vendido en dólares en el extranjero. Los criminales viajan por mar, atraviesan ríos y caminos verdes y hasta se montan en avión para llegar a Colombia, Trinidad y Tobago, Aruba, Curazao y el mercado asiático, donde comercian ilícitamente con las estatuas, bustos, accesorios, lápidas funerarias, aperos y demás piezas despojadas al patrimonio cultural venezolano.

Vista posterior de la estatua de Francisco de Miranda en la plaza Miranda de Maracaibo, Zulia. Foto Wilmer Villalobos, mayo 2018.

El pillaje corona por el oeste

El occidente del país es la región más afectada por ser esta zona rica en monumentos. Pero sobre todo por estar a un paso de la porosa y extensa frontera con Colombia y adolecer de una efectiva vigilancia por parte de los efectivos militares venezolanos.

Quienes trafican ilícitamente con metales prefieren la bullente ciudad colombiana de Cúcuta, donde venden el kilo de bronce fundido en unos 6 dólares promedio, según Anderson Jaimes, director de investigación del Museo de San Cristóbal, en el estado Táchira.

Por esta entidad andina pasa el bronce robado en el oeste venezolano hacia sectores cucuteños de Los Patios, Los Pinos, El Llano, la vía Panamericana, La Merced, La Ínsula, Callejón, Antonia Santos y Latino, donde están establecidas más de 12 fundidoras.

 

Aunque a esos negocios van a parar muchas de las piezas hurtadas en San Cristóbal y otros pueblos tachirenses, el grueso del tráfico ilegal lo aporta la contigua ciudad turística de Mérida, principal víctima del pillaje patrimonial venezolano.

Autoridades culturales de esta capital andina calculan que los ladrones de bronce han cargado con al menos el 40 % de sus esculturas, entre los que se cuentan 36 bustos, unas 3 estatuas pedestres, decenas de placas identificadoras y cientos de accesorios de los monumentos que desde principios del siglo pasado fueron configurando el esplendoroso paisaje conmemorativo merideño.

La frontera más viva y extensa 

La línea fronteriza de Venezuela con Colombia se extiende por 2219 kilómetros, la más larga de ambos países. Palpitante territorio con muchos pueblos, ríos y trochas (caminos verdes) por donde pasa todo tipo de contrabando, incluyendo el bronce patrimonial.

No solo el robado en Mérida y Táchira, sino también el que se llevan de Maracaibo (Zulia), Barquisimeto (Lara), Barinas (Barinas, Llanos occidentales) y San Fernando de Apure (Apure). Se presume que eventualmente el de Valencia, pese a ser esta la capital del céntrico estado Carabobo.

Estatua ecuestre "Vuelvan caras", de Andrés Pérez Mujica. Foto Wikihistoria del Arte Venezolano / Vereda-ULA.

Es difícil precisar la ruta exacta del contrabando de metales en tan vasta geografía. Sin embargo, algunos casos confirman el trayecto delictivo, como la detención por parte de la Policía de Santa Bárbara del Zulia, Policolón, de un joven con el busto del prócer Rafael Urdaneta que hurtó días antes de su plaza. El maleante confesó que vendería la pieza en Tibú, en el Departamento Norte de Santander en Colombia, para comprarse una motocicleta.

La Bacante de Andrés Pérez Mujica mutilada, resguardada en el Zoo Aquarium de Valencia.

Refiere el periodista Edwin Urdaneta en el reportaje titulado Delincuentes venden el patrimonio broncíneo de Venezuela en Colombia, para este especial, que “… a Tibú y otros territorios del Norte de Santander, se puede llegar por vía terrestre por al menos ocho pasos no formales desde el municipio Jesús María Semprúm, así como por las trochas del municipio Catatumbo (Zulia). Los bachaqueros (traficantes ilegales) del bronce lo hacen con embarcaciones por los ríos Catatumbo, Tarra y Oro, en el lindero limítrofe binacional, por donde igual circula y se cultiva la coca para el narcotráfico, o el paso de combustible que también es vendido en diversas poblaciones colombianas”.

Hacia las Antillas

En enero de 2017 la primera ministra de Aruba, Eleyn Wever-Croes, prohibía oficialmente en la isla la compra de cobre no certificado. Esto se interpretó como un apoyo a Venezuela en medio del creciente saqueo patrimonial del que es objeto.

Meses antes, el 17 de julio de 2016, la mafia del bronce había cargado con el busto del general Rafael Urdaneta que presidía una plaza homónima en Coro, estado Falcón, en el noroeste venezolano.

Pedestal donde estuvo el busto del general Rafael Urdaneta por 72 años, en una plaza de Coro. Foto IAM Venezuela

En aquel momento algunos funcionarios policiales y figuras de la cultura falconiana le insinuaron a nuestra corresponsal en la entidad, Eva Riera, que probablemente los ladrones hubiesen recorrido en lanchas rápidas los 123 kilómetros de mar que separan la isla antillana del puerto de La Vela, en Coro, para vender ilegalmente el botín.

Lo mismo habría sucedido con las estatuas pedestres de José Leonardo Chirino y José Caridad González, nunca recuperadas. Otra del mulato Chirino, robada el 9 de septiembre de 2018, fue descuartizada y sus trozos hallados en la población de La Negrita, situada a unos 12 km de Coro. Los datos sobre el destino de estas piezas son siempre extraoficiales, puesto que las autoridades no han adelantado investigaciones que confirmen lo que es un secreto a voces.

Los ladrones reducían así 300 kilos de bronce para eventualmente fundirlo y venderlo, se presume que en las Antillas. El gobernador de la entidad había ordenado una inmediata investigación al conocer la noticia del robo publicada en IAM Venezuela. Sin embargo la policía regional de Falcón no pudo evitar que destruyeran la escultura del artista Henry Curiel, aunque sí frustró el término de la operación.

Desde el oriente a Trinidad y Tobago y más allá

Las piezas patrimoniales del nororiente del país son vandalizadas por una miríada de ladrones que sirven a las mafias de traficantes. Estas las llevan en embarcaciones a Trinidad y Tobago, de acuerdo con fuentes que se mantienen en reserva.

Incluso se dice en el sector pesquero que, durante la temporada de captura de especies como el tajalí, el material robado era fundido para realizar bandejas y exportar el producto al mercado asiático, específicamente a China.

La campana de 500 kg robada de la iglesia Santa Inés, en Cumaná. Foto Arq. Ana T. Oropeza, marzo 2018.
Base donde estaba la campana de bronce de 500 kg, robada de la iglesia Santa Inés, Cumaná. Foto Arq. Ana T. Oropeza. Marzo, 2018.

Por estas rutas, entonces, ha pasado el grueso de bustos, estatuas y campanas antiguas de varias ciudades de los orientales estados Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre. No se descarta, por supuesto, la fundición y reventa en chatarreras locales. Sin embargo, este comercio sería marginal en el territorio nacional.

El tráfico ilegal de bronce y cobre, metales declarados estratégicos por el Estado venezolano, es un asunto de mafias organizadas con «complicidad de agentes locales y conexiones en el exterior», según refieren las fuentes consultadas que se mantienen en reserva. Los ladrones de poca monta evitan arriesgarse revendiendo las piezas en el país por bolívares pulverizados por la inflación.

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